viernes, 20 de abril de 2012

P R O Y E C T O A E R O S O L

Arte urbano y Educación se fusionan como herramienta metodológica para iniciar Proyecto AeroSol en el Centro Penitenciario de Cáceres. Con la colaboración de Cruz Roja Española y Nbq Pro.
La iniciativa a desarrollar se enmarca dentro del programa de atención a drogodependientes que dirige Cruz Roja Española en uno de los módulos del centro. El proceso creativo propuesto se enfoca de forma que a través de la realización de un mural, junto con las personas internas, trabajaremos la puesta en práctica de habilidades y valores que favorezcan el saber ser, hacer y convivir.
Durante este tiempo iré narrando la experiencia, intentando acercaros la actividad de la que seguro vamos a aprender.


Tras este tiempo, desde la introducción a este proyecto, retomo esta entrada para desarrollar la experiencia que viví como estudiante de educación social. Tres meses intensos en el que desarrollar mi trabajo (en la medida de lo posible) como voluntario. 


Proyecto AeroSol nace como iniciativa propia, intentando fusionar mis dos pasiones: el arte urbano y la educación social. Tras distintas reuniones con el equipo de Cruz Roja, encargado del programa de atención a drogodependientes en el Centro Penitenciario de Cáceres, comenzamos con los preparativos para  desarrollar la actividad y ajustarse a los mecanismos burocráticos que giran en torno al Centro y a Cruz Roja. Había que conseguir que la actividad fuera viable y se pudiera activar con un presupuesto mínimo.  

Teniendo todo a punto con respecto a las necesidades, comienza mi trabajo en uno de los módulos de respeto con los que cuenta el Centro. Por las características de cada uno de los internos participantes, el grupo inicial no fue el definitivo que desarrollo y finalizo el mural, aún así agradezco a todos y cada uno de ellos por su implicación en el taller. Trece fueron en total. El proyecto se estructuró en dos partes: Un apartado teórico en el que se trabajó el boceto de cada uno y otro práctico en el que se pintaba en uno de los muros del patio los bocetos resultantes. Al abrirse la convocatoria para que los internos se apuntaran no requeríamos ningún requisito, por lo que nuestra primera tarea era determinar el grado de experiencia de los candidatos, si habían tenido relación alguna vez con la pintura, dibujo, graffiti... etc, para poder comenzar con la elaboración de los bocetos. La experiencia del grupo era prácticamente nula, las edades comprendidas se situaban entre los 20 y 50 años aproximadamente, distintas etnias componían el grupo. Tras conocernos y explicarles como íbamos a desarrollar el taller comenzamos definiendo la temática que iba a mostrar la obra, iniciamos así varios debates en el que pusimos de manifiesto valores que consideraban positivos en su propia vida. A partir de ahí, realizamos un segundo trabajo, ser capaces de trasladar ese ejercicio de valores a dibujos que nos invitasen a pensar  en ellos. Con las primeras jornadas de trabajo, fuimos viendo apartados que por su contexto, tomaron gran importancia: la paz, el respeto, la libertad, fueron puntos en los que la mayoría de ellos coincidían. Uno de los retos al que nos enfrentábamos era elaborar un diseño que ellos mismos fueran capaces de llevar a cabo. Unos representaban en sus dibujos el conflicto de sus barrios, otros representaban palomas como símbolo de la paz, dos manos unidas como guiño a la importancia de la familia, la figura del caballo como muestra de libertad (símbolo complejo, por su fácil relación con la heroina), el sol como luz de un nuevo camino. La creatividad se iba asomando en el proceso del que formaban parte. Hasta este punto el equipo en general, se encontraba algo reacio, el trabajo en relación a los valores en algún momento les hizo sentir como si se encontraran en las típicas terapias de las que no tienen muy buen concepto.  

El momento de máxima apertura llegó el día que comenzamos con el apartado práctico. Al encontrarse como actores de una actividad que se salía de las costumbres habituales del Centro, hizo que comenzara a crecer en ellos su interés, la motivación se iba palpando a medida que la obra avanzaba, el equipo trabajaba colaborando, cada uno de ellos aportaba su granito de arena por un proyecto común, la elaboración del mural. Un bote de pintura plástica, un par de rodillos y cien sprays sirvieron para dejar a un lado sus diferencias y comenzar a cooperar, mientras de una manera aparente se trabajaba sobre la pared, las habilidades transversales comenzaban a fluir por si solas, el compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto, la interacción de unos con otros. Fue un momento en el que comencé a sentirme muy satisfecho con el trabajo que allí estaban realizando, teniendo en todo momento en un segundo plano el resultado del mural.

Hasta este punto, la actividad transcurrió con normalidad, llegó el momento en el que había que cumplir con una de las condiciones que acordé con el Centro: documentar el proceso de forma gráfica para poder compartir la experiencia a través de imágenes. En un principio desde el Centro, no hubo ningún problema en llegar a ese acuerdo, con las medidas de seguridad que marcaban, a través de el trabajador social de Cruz Roja (Gracias D.) que colaboró conmigo hasta el final, accedía al módulo con una cámara al finalizar cada jornada y fotografiaba el trabajo que realizábamos. Por medidas de seguridad yo no podía hacer esa labor. Mi acceso al centro como el de cualquier persona era solo con una acreditación que permitía mi acceso. Al ser una actividad que trabajamos solo dos horas al día, fue un proceso lento. El conflicto surgió cuando llegó el momento de cederme las fotos para poder documentarlo. De las que realizamos del grupo pintando, previa autorización de cada uno de los internos, no me cedieron ninguna, de la evolución del mural solo tengo documentado medio proceso y, en definitiva, solo han mostrado incovenientes. Os muestro al menos las fotos de las que dispongo: 









En conclusión, si partimos de la propia complejidad producto de la diversidad social y le añadimos la dificultad de un Centro de estás características, resulta el contexto en el que desarrollé Proyecto AeroSol, actividad que me ha permitido comprobar una vez mas la capacidad colectuva como unidad, la colaboración como base principal del aprendizaje, el proceso como resultado. Experiencia que me ha permitido trasladar a la realidad, modelos didácticos, metodologías, teorías, plasmadas en papel durante mucho tiempo a la espera de llevarlas a un plano real. Como depositar tu energía en una idea y ver como los resultados obtenidos me hacen seguir creyendo en que otro mundo es posible. 

Mi crítica viene al valorar la gestión de los Centros Penitenciarios. La reinserción, tal y como muestra su origen legal, lo encontramos en el artículo 25.2 de la Constitución Española:

“Las penas privativas de libertad están orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado que estuviera cumpliendo pena de prisión disfrutará de los derechos fundamentales de este capítulo, excepto aquellos que se encuentren limitados por el contenido de la sentencia condenatoria, por el sentido de la pena y por la ley penitenciaria. En cualquier caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado, a los beneficios correspondientes a de la Seguridad Social, y al acceso a la cultura y al desarrollo integral de la personalidad”. 

A mi juicio, no deja de ser una máscara superficial. Los Centros, lejos de ser un espacio de trabajo para la reinserción, en lo que se convierten es en Centros de aislamiento en el que la dignidad de la persona, independientemente del delito cometido, brilla por su ausencia. La necesidad de múltiples profesionales para desarrollar este objetivo queda empañada por numerosos funcionarios que solo velan por la seguridad, sin importarles mucho o nada la "reeducación" de la población carcelaria. 

Como último dato cuanto menos sorprendente, al comenzar a investigar sobre este colectivo fue: el número de internos en los centros españoles no había aumentado por el número de delitos, si no por el aumento de las penas, sobre todo en los delitos mas habituales, siendo contradictorio el endurecimiento del Código Penal con el objetivo principal que marca la legislación, la reinserción. 

Juzguen ustedes mismos...








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